martes, 23 de diciembre de 2008

¡Cosas bizarras!

¡Declaro inaugurada la sección "Cosas bizarras"! Se me ha ocurrido que, a lo largo de la semana, todos vemos por ahí cosas graciosas o absurdas que campan a sus anchas sin que nadie deje constancia de ello. Pues bien, ¡yo lo haré!

Nota PARA traductores: parece ser que en castellano la palabra "bizarro" no significa "raro" o "extravagante", como en inglés, francés o italiano, sino "valiente" o "generoso, espléndido". Por lo visto, la palabra se tomó del italiano medieval con su significado original y en castellano ha sido un cultismo, empleado únicamente en literatura. El significado actual de "raro", muy extendido en Hispanoamérica, probablemente se deba a la influencia del inglés y el francés. La RAE no acepta esta nueva acepción, pero... en fin, una academia de la lengua que aconseja decir "cederrón" para mí no tiene ninguna autoridad moral xD.

El "Tomator"
Éste me hace mucha gracia xD. Desde luego hay que ser imbécil para ponerle un nombre así a un tomate frito xD. Parece más un artículo de broma que un producto apto para el consumo humano. Por otra parte, el nombre le pega muy bien al inconfundible sabor del Tomator: verdaderamente repugnante xD.

El paso de cebra más grande del mundo
Sí, amigos, Zamora tiene el orgullo (supongo) de contar con el paso de cebra más grande del mundo. Es tan grande que harían falta al menos 4 ó 5 personas, una detrás de otra, para cubrir una de sus franjas. Probablemente no se aprecie bien en la imagen, pero cada una medirá unos 7 u 8 metros. Y lo más gracioso es que lo han pintado al final de la calle de Campo de Marte, seguramente la calle menos transitada de toda la provincia (después del callejón del Polvorín, en Los Bloques xD). Uno se siente taaan pequeño cruzándolo xD.

1 UP
Un graffitero anónimo se ha dedicado a pintar objetos del Super Mario Bros. por el casco histórico. ¡¿Cómo mola eh?! Éste lo ha pintado en una casa al lado del mirador del Troncoso, fusionando así estética medieval y gráficos de 8-bits. Magnifique ! ¡Un genio! xD


Y la bizarrada del mes es...





(redoble de tambores)






... ¡TACHÁAAAN!

El acertijo
Este cartel estaba pegado en el parabrisas de un coche aparcado al lado de la plaza de toros, indicando, claramente, que el vehículo en cuestión está en ...enta xDD. "SE ...ENDE" xDDDDD. Al principio pensé que el tipo que lo había escrito tenía estropeada la tecla "V" y tuvo que echarle imaginación. ¡Pero no!, porque justo debajo pone: "I.T.V. RECIEN PASADA". Luego SÍ que le funciona la "V". ¿Por qué, entonces, ha puesto "...ende" en vez de "vende"? ¿Esperaba interactuar así con el lector del cartel? ¿O se trata quizá de un filólogo con ideas revolucionarias sobre ortografía? Todo un misterio. Yo, por mi parte, le deseo suerte y espero que consiga ...enderlo xD.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Las leyes de Murphy del repartidor

¡Tachán tachán! Éstas son algunas de las principales Leyes del Reparto, que (al menos en mi caso) se cumplen a rajatabla. ¡Qué duro es ser repartidor!


Ley #1: A mayor esfuerzo, menor recompensa.

Caso A:
Vas a repartir un par de calles más abajo (a 1 minuto escaso de la tienda), a un 1er piso con el ascensor en la planta baja. Cuando llegas a la puerta, una señora muy educada te tiene preparado el dinero exacto, con monedas y billetes de todo tipo. Te soluciona el problema del cambio para el resto de la noche y, cuando ya te despides y te dispones a darte la vuelta, te suelta 2 € de propina que hasta te da reparo aceptar.

Caso B:
Tienes que llevar un pedido a la otra punta de la ciudad (a más de 15 minutos). Llamas al portero automático pero nadie responde. Llamas al tío por teléfono y te dice que no funciona el portero y que llames a algún vecino para que te abra. Después de despertar a un matrimonio de ancianos que te mandan a freír monas, consigues entrar y... ¡JA! Descubres que es un 5º sin ascensor. Cargado con cuatro pizzas familiares, dos enrollados, cuatro latas de cerveza, un litro de fanta naranja y una mochila de Naruto, subes trabajosamente hasta la quinta planta. Intentando que no se te caiga nada, te las apañas para llamar al timbre. Casi un minuto más tarde aparece el tío con el que hablaste por teléfono. Le das el pedido y te paga con un billete de 50€ para el que, por supuesto, no tienes cambio. De modo que bajas los cinco pisos y buscas un bar para cambiar el billete. No te dan cambio. Buscas otro, ídem. En el tercer bar, consigues por fin cambio. Vuelves a la casa del cliente. Despiertas a otro vecino para entrar, subes otra vez cinco pisos y llamas al timbre. Le das el cambio al capullo del cliente, que lo coge sin decir nada, y, cuando abres la boca para despedirte, el tío te da con la puerta en las narices.

Ley #2: El tiempo necesario para efectuar un reparto aumenta exponencialmente a medida que se acerca la hora de salida.

Variante: El tiempo necesario para efectuar un reparto es directamente proporcional a la urgencia que tengamos por acabarlo.

Caso A:
Segundo pedido de la noche. Te toca ir a repartir a un cliente que no vive muy lejos. Según hemos visto en la Ley de Murphy #1, te suelta unos centimillos de propina y se muestra bastante amable. No se produce ningún incidente por el camino. Tiempo estimado de reparto: 12 minutos.

Caso B:
Último pedido de la noche. Faltan 15 minutos para tu hora de salida. Has quedado para ir al cine, de modo que tienes el tiempo justo para volver, guardar la moto, hacer la liquidación de pedidos y cambiarte. Te toca repartir al quinto coño. El tío no ha llegado a casa. Cuando aparece, diez minutos más tarde, no te da ni un duro. Vuelves. La moto se para. Intentas arrancarla: no funciona. Andas un poco con ella... finalmente consigues hacerla funcionar, justo cuando el semáforo más pesado de la ciudad se pone en rojo. Llegas a la tienda. Buscas las llaves del garaje pero no aparecen. Por fin las encuentras y guardas la moto. Haces cola para liquidar (entregar el dinero de los repartos). El encargado tiene algún problema con la liquidación del repartidor que va delante de ti (y que salía media hora después que tú) y tarda diez minutos. Liquidas. Te cambias. Sales de la tienda 45 minutos más tarde de lo previsto. Te vas a casa a ver la tele.

Ley #3: (Esta ley complementa la #2) La urgencia por salir de trabajar es directamente proporcional al volumen de trabajo.

Caso A:
No tienes absolutamente nada que hacer. No has quedado con nadie y no tienes prisa por salir; es más, te vendría bien quedarte media hora más porque andas un poco apurado de pasta ese mes. Te echan a tu casa una hora antes de tu salida normal.

Caso B:
Estás hasta la polla de todo y te quieres ir. Has quedado con tus amigos para hacer el maratón de pelis de El Señor de los Anillos y estás deseando salir de la tienda y ponerte tu disfraz de Gimli el enano. Un maremoto de pedidos descomunales azota la tienza. Las chicas del teléfono no dan abasto. Se colapsan las líneas de teléfono. Sales una hora tarde.

Ley #4: En un edificio de 10 plantas, 98 de cada 100 veces, el ascensor se encontrará en el último piso.

Caso A:
Vas a entregar un pedido a una Entreplanta. El ascensor está en la planta baja.

Caso B:
Vas a entregar un pedido a un Octavo. Uno de los ascensores está ocupado (subiendo, claro), el otro está en el último piso.

Ley #5: No importa los aspavientos y piruetas que hagas, los detectores de movimiento que encienden las luces no funcionarán.

Caso A:
Entras en un edificio construido hace 20 años, sin gilipolleces técnicas de ningún tipo. Pulsas el interruptor: la luz se enciende. Ningún incidente.

Caso B:
Entras en un edificio construido hace unos meses. Como un imbécil, buscas a tientas el interruptor de la luz: no hay. Tras deambular como un gilipollas por todo el portal, el sensor te ve y la luz se enciende. Montas en el ascensor. Mientras esperas, la luz se apaga 4 veces.

Ley #6: La generosidad del cliente es inversamente proporcional a su poder adquisitivo.

Caso A:
Vas a repartir a casa de una familia normal. Te tratan amablemente. Ningún incidente. Probablemente te dejen los 30 céntimos de vuelta.

Caso B:
Vas a repartir a uno de los pisos más lujosos de la ciudad: un dúplex inmenso que incluso tiene piscina en el ático y cancha de tenis. El cliente, una señora enjoyada hasta la médula que apesta a Channel nº 5 no sólo no te deja ni un duro, sino que encima discute contigo porque la segunda pizza le ha salido por 2 € en lugar de gratis y pretende que tú se lo descuentes. Intentas explicarle que no se lo puedes hacer, porque tendrías que poner tú el dinero y ella te insulta, te llama ladrón y te da con la puerta en las narices.

Como veis, amigos míos, ¡ser repartidor es más duro de lo que parece! ¡Sed buenos y dejad propina! xD